En el muelle
está sentada y silenciosa.
La miro,
declinando en la insistencia
el impulso racional
de mi soplo de cordura.
La observo en la playa desierta
con sus faros rotos,
desde la niebla espesa
que encadena mi horizonte.
Desde las generaciones de lobos,
que aúllan incesantes
propietarios de las estepas.
Tal vez se mueran sus iris de miel
al llegar la madrugada,
quizá resucite
en una brisa suave con olor a hierba.
Nadie ve como llora en su pálida tristeza
Nadie la mira mas allá de la siete de la tarde.
Ella no sabe que es domingo.
Nunca supo
de alboradas ni de sombras.
El tiempo ha fallecido
en su rostro sin relojes,
y discrepa en sus auroras
una bóveda de otoño.
Viaja silenciosa
en un enigma de rituales.
Descola de un paréntesis
un verbo nazareno
Se mece en el ángulo gris
de su muro de existencia.
Y es un cuarzo fisurado
éste alma que cuelga
distante de mi pecho
con su pierna atemporal
sobre las aguas del río.-
Walter Faila
2 comentarios:
Preciosa como siempre
BESOTES
JEM WONG
Maravilloso poema...
Besos, Walter
Maria Lua
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